Los títeres

Los títeres de Empar Claramunt

Empar Claramunt era una mujer libre. Fruto de esta libertad, nacerán sus títeres. En 1990, Claramunt se convierte en la primera mujer titiritera solista de la Comunidad Valenciana. El Teatre Buffo se convierte en un centro de investigación y experimentación. Es también, la primera vez que construye títeres. Los primeros, modelados en barro, pero pronto descubre la madera y, emulando a los grandes maestros de la abstracción figurativa, trabaja descomponiendo palets de madera para dar vida a los títeres de la obra “La princesa Malasort”.

A partir de este momento, Empar Claramunt comienza a experimentar con diferentes materiales, temáticas y técnicas.

Los materiales

Empar Claramunt utilizaba materiales modestos, humildes, todo aquello que le aportaba el reciclaje. Daba una segunda vida a los trastos que encontraba a su paso: botellas, tazas, coladores, flaneras, papel, cartón, madera... pasaban por el filtro de su imaginación y, con una buena dosis de creatividad, acababan convertidos en reinas, cabras, tortugas, castillos, bestias, hadas, soldados…

Pepo-papel, “Viva Rodari, viva la imaginación” (2004), es un ejemplo del trabajo de Empar Claramunt con el papel arrugado. La rugoflexia es una técnica que consiste en presionar el papel para darle forma. Una vez tenemos las diferentes partes del personaje, las ensamblamos con el uso de cinta de carrocero.

¿Qué es la abstracción figurativa?

A principios de siglo XX, surge una nueva corriente artística que abandona la representación de la realidad (figuración) para centrarse en la experimentación y la búsqueda de nuevos lenguajes artísticos (abstracción). Se crea un lenguaje visual independiente de la realidad, con una naturaleza más subjetiva. El artista se aleja del aspecto externo de las cosas para plasmar la impresión que a él le producen. Por lo tanto, entramos en el ámbito de los sentimientos, donde se crean asociaciones, y se da protagonismo al mundo interior del artista.

Kandinsky, Mondrian o Paul Klee (buscad los títeres que hizo para su hijo) son de los primeros en utilizar una abstracción total en sus pinturas. Estos autores rompen totalmente con las formas artísticas de siglos pasados y recurren a la imaginación, los sentimientos y la emoción. En este arte prevalecen las ideas y conceptos en detrimento de una representación figurativa de la realidad visible.

Esta manera de entender la pintura y la escultura influyó en otros tipos de arte, como el teatro de títeres. Un ejemplo lo tenemos en la obra “Mori el Merma” (1978). Un proyecto de la compañía La Claca junto a Joan Miró. Figuras gigantes de morfología indefinida nos adentran en un mundo surrealista y perturbador.

Técnicas de animación y tipos de títeres

¿Recordáis la botella de vino de Jerez del Tío Pepe? Llevaba un sombrero cordobés, una chaquetilla roja y hasta una guitarra. Esto es una botella decorada para atraer a los turistas. Ahora bien, si a esta botella, le ponemos voz, le damos movimiento y todo esto, lo hacemos delante de un público, se convierte en un títere. Para construir una historia, juegan un papel fundamental el movimiento, la palabra, la música y el juego visual. Hay tantas técnicas de animación diferentes como titiriteros/as.

Empar Claramunt decía que cualquier cosa puede ser un títere. Ella utilizaba los títeres de mesa, occidentalización del títere bunraku japonés.

Los títeres tienen que cumplir un papel dramático. Para ello, es fundamental definir qué tipo de función queremos hacer, las situaciones que vivirán los protagonistas y cuál es el carácter de los personajes. También tendremos en cuenta si vamos a trabajar solos o en compañía de otros actores/ actrices o titiriteros/as. En base a esto, Empar Claramunt, reinterpretó las diferentes variedades de títeres que existen.

Al ser titiritera solista necesitaba mucho ingenio, ya que es muy difícil hacer un espectáculo con diversos títeres, que actúan a la vez, con solo una titiritera. Por ejemplo, para algunos personajes de “La bella y la bestia” (1996) ideó, junto a Marta Bautista, un controlador o cruceta que sostenía con una mano, en él, fijó una bolita que, con el movimiento de los dedos pulgar e índice, le permitía girar la cabeza del títere de derecha a izquierda. Por otro lado, para “El enano saltarín 2525” (1998) instaló las marionetas sobre un plato de madera para servir el pulpo al que le añadió ruedas.  Empar los llamó títeres maniquí. Esto le permitía mover más de un títere a la vez y que estuvieran presentes todos en escena.

Títere de mesa o bunraku. La animación se realiza desde arriba o en el mismo plano. La titiritera aparece en escena, aunque su papel es transferir su energía al títere y dotarlo de vida. Tenemos un ejemplo en el espectáculo “La princesa Malasort” (1990).

Hay que señalar que esta técnica es menos refinada que la bunraku japonesa, donde se precisa de tres titiriteros para mover un títere y donde la coordinación entre los tres ha de ser anatómicamente perfecta.

Empar Claramunt aplicó técnicas de otras variedades de títeres a los de mesa. Por ejemplo, el títere de varilla superior (como en la opera dei pupi siciliana) o también la marioneta checa, donde la animación del muñeco se realiza desde arriba con la ayuda de una vara de la que cuelgan los hilos que permiten la movilidad de las extremidades. Un ejemplo es el referenciado en el controlador de “La bella y la bestia” (1996).

Títere objeto. Probablemente el títere más fácil de construir, pero también el más difícil de poner en movimiento. Hay que destacar, que tampoco es fácil ver personajes, donde el resto de los humanos, solo vemos una caja de cartón o un simple vaso. La creatividad y la energía de la titiritera son fundamentales para dotar de vida a este tipo de títeres y ponerlos en escena. Un ejemplo lo encontramos en la obra “El vestido nuevo del emperador” (2009).