El teatro

El teatro de Empar Claramunt

Teatre Buffo

En 1976, Empar Claramunt funda en València el Centro de Estudios G. Leopardi, donde impartía lengua y cultura italiana. En el curso del 82-83, para facilitar la práctica de la lengua entre el alumnado, crea el Laboratorio di Pupazzi. La idea era simple, que los alumnos más tímidos, se animaran a hablar italiano mediante el uso de títeres.

Es del entusiasmo de maestra y aprendices, por la versatilidad de esta experiencia pedagógica con títeres, de dónde nacería el Teatre Buffo.

La compañía arranca su trayectoria con la misión de experimentar artísticamente con diferentes materiales y técnicas, innovar proponiendo temáticas actuales y una dramaturgia que trata los cuentos clásicos y contemporáneos y, sobre todo, para poner una atención especial en los valores pedagógicos del teatro de títeres.

En 1989, Empar Claramunt, deja la enseñanza para dedicarse exclusivamente a la actividad teatral y en 1990 se establece como mujer titiritera solista, la primera en la Comunidad Valenciana.

Durante 38 años al frente del Teatre Buffo, Empar Claramunt, creó 22 espectáculos con temáticas y títeres muy diferentes y los ha fusionado con otras disciplinas como la danza y el clown.

La formación teatral

Dice el dramaturgo cubano Freddy Artiles que, si pudiéramos colocar la infinidad de escritos y gruesos volúmenes que se han dedicado al estudio de la historia, la teoría y la técnica del teatro de actores, junto a las pocas contribuciones en este sentido dedicadas a los de títeres, sería como colocar un rascacielos junto a una cabaña, un océano junto a una laguna. Imaginaos entonces, que formarse en el complicado mundo de los títeres no es nada fácil.

Empar Claramunt hizo todo lo posible para recibir una formación específica en el teatro de lo animado. En 1985, descubrirá la importancia de las marionetas y la pedagogía con la italiana Maria Signorelli.

En 1987 viaja hasta el Institut del Teatre de Barcelona donde continúa especializándose con el maestro francés Philippe Genty. La influencia de Genty y de compañeros como Biel Porcel, la animan a dedicarse exclusivamente al teatro de títeres.

En 1991 va a la ciudad francesa de Charleville-Mézièrs. En el Institut Internacional de la Marionnette profundiza en la aplicación de la creación plástica en el teatro de títeres con Peter Schumann, cofundador y director del Bread & Puppet de Nueva York.

Más tarde, en 1993, volvería al Institut del Teatre de Barcelona para estudiar escritura y dirección escénica con el teórico Henryk Jurkowski, la directora escénica Margareta Nicolescu, el director Joan Baixas y el escenógrafo Alfred Casas.

La formación de un profesional que ama su trabajo no acaba nunca. Empar Claramunt continuó aprendiendo, practicando y experimentando con técnicas de actuación, animación de títeres, dirección, voz, escenografía... y más tarde, sería ella quién asumiría la función de enseñar a los futuros titiriteros/as y, sobre todo, a los profesores/as, que descubrirían en los títeres un recurso fundamental para la enseñanza. 

 

Maria Signorelli. Titiritera y teórica del teatro de títeres. Fabricaba títeres con diversos materiales y objetos encontrados. En 1947 fundó la compañía Opera dei Burattini. En 1972 la Universidad de Bolonia le ofrece un puesto de trabajo como enseñante de títeres. Sus títeres se han expuesto en todo el mundo.

Philippe Genty. Titiritero francés. Es especialista en diferentes técnicas de animación de títeres. Ha trabajado para el teatro y la televisión. Es especialista en la técnica del teatro negro, donde, mediante el dominio de la luz, se crea una ilusión de autonomía de los objetos animados. Es uno de los grandes maestros del teatro visual contemporáneo.

Peter Schumann. Titiritero nacido en Alemania, pero establecido en los Estados Unidos. Fundador y director del Bread & Puppet Theater, compañía que fue calificada como de un enfoque del arte anárquico, no comercial, participativa y con fuerte carga política. Para fabricar los títeres y crear sus espectáculos utilizaba los recursos disponibles (cartón, papel, arpillera...) Combinó sus aptitudes para la danza y la escultura con el arte de los títeres. Son muy conocidas sus marionetas gigantes utilizadas en desfiles y circo al aire libre.

 

Teatro de lo animado

Empar Claramunt definía el teatro de lo animado como todo aquel objeto que precisa de una comunicación energética por parte de un titiritero, de un animador, que le comunica su energía. Así, los objetos inanimados, como títeres o cualquier utensilio doméstico, cobran vida para representar una acción dramática.

En el teatro de lo animado, la titiritera está en todos los elementos. El objeto inanimado cobra vida utilizando la energía psicofísica de la titiritera. La titiritera permanece oculta o puede estar en escena, como era el caso de Claramunt (animación directa y abierta al espectador), pero no se exhibe, ha de ser anónima. Su trabajo ha de pasar inadvertido y el público debe ver, principalmente, al títere.

Es un teatro que apela a los mínimos recursos y maximiza las experiencias sensoriales y la poetización de los elementos. Las técnicas del teatro de lo animado son, aparentemente sencillas a la hora de aplicarlas, ya que se utilizan materiales baratos y reciclados.

Dramaturgia

Los cuentos clásicos y contemporáneos siempre han estado presentes entre las temáticas de referencia de Empar Claramunt. De hecho, “La princesa Malasort” (1990), es la adaptación para teatro de títeres de un cuento popular italiano recopilado por Italo Calvino. Abordó la importancia de los cuentos de hadas en la formación para niños y niñas en obras como “La bella y la bestia” (1995) o “El enano saltarín 2525” (1998), versión renovada del cuento Rumpelstiltskin de los hermanos Grimm, espectáculo realizado con maniquís rodantes, títeres de mesa y Pupi.

Junto a Carmen G. Corberan inicia una serie de microespectáculos; “Un montón de cuentos” (2000) donde escenifican cuentos populares y actuales con objetos y títeres de mesa, “Cuentos del caballito de madera” (2002), “Cuentos en femenino plural” (2003) donde se tratan temáticas como el maltrato psicológico, la autoestima, la igualdad de género y el acoso, “Viva Rodari, Viva la imaginación” (2004) espectáculo de investigación sobre La gramática de la fantasía de Gianni Rodari (otro referente en la obra de Empar Claramunt) o Festival Grimm (2014), donde aparece “Mi Blancanieves” una versión personal y creativa hecha con títeres de madera reciclada.

Hay que destacar que fruto de la experimentación pedagógica y, ante la escasa existencia de textos para títeres en lengua valenciana, nace la publicación “El gos que no sabia lladrar” y “L’aneguet lleig”. Este libro pretende animar a grandes y pequeños, escolares, jóvenes y aficionados a hacer teatro de títeres.

La ópera de Mozart “La flauta mágica” es otro de los referentes en el teatro de títeres de Empar Claramunt. Se convirtió casi en una obsesión, primero aparece en la obra “DZ 3000” (1993), un espectáculo de creación atrevido junto al coreógrafo y bailarín Toni Aparisi, donde se conjugan la danza contemporánea y los títeres. En 2008, con “La flauta mágica” realiza una nueva apuesta por introducir la ópera de Mozart entre niños y niñas, a partir de la deconstrucción narrativa de tres cuentos.

Empar Claramunt no paró nunca de innovar, también se atrevió con el teatro de sombras, el clown y el teatro de luz negra en “Green planet” (2013), una de sus últimas producciones, donde trata la temática de la ecología y la sostenibilidad con títeres hechos de espuma de poliuretano.

Los títeres

Los títeres de Empar Claramunt

Empar Claramunt era una mujer libre. Fruto de esta libertad, nacerán sus títeres. En 1990, Claramunt se convierte en la primera mujer titiritera solista de la Comunidad Valenciana. El Teatre Buffo se convierte en un centro de investigación y experimentación. Es también, la primera vez que construye títeres. Los primeros, modelados en barro, pero pronto descubre la madera y, emulando a los grandes maestros de la abstracción figurativa, trabaja descomponiendo palets de madera para dar vida a los títeres de la obra “La princesa Malasort”.

A partir de este momento, Empar Claramunt comienza a experimentar con diferentes materiales, temáticas y técnicas.

Los materiales

Empar Claramunt utilizaba materiales modestos, humildes, todo aquello que le aportaba el reciclaje. Daba una segunda vida a los trastos que encontraba a su paso: botellas, tazas, coladores, flaneras, papel, cartón, madera... pasaban por el filtro de su imaginación y, con una buena dosis de creatividad, acababan convertidos en reinas, cabras, tortugas, castillos, bestias, hadas, soldados…

Pepo-papel, “Viva Rodari, viva la imaginación” (2004), es un ejemplo del trabajo de Empar Claramunt con el papel arrugado. La rugoflexia es una técnica que consiste en presionar el papel para darle forma. Una vez tenemos las diferentes partes del personaje, las ensamblamos con el uso de cinta de carrocero.

¿Qué es la abstracción figurativa?

A principios de siglo XX, surge una nueva corriente artística que abandona la representación de la realidad (figuración) para centrarse en la experimentación y la búsqueda de nuevos lenguajes artísticos (abstracción). Se crea un lenguaje visual independiente de la realidad, con una naturaleza más subjetiva. El artista se aleja del aspecto externo de las cosas para plasmar la impresión que a él le producen. Por lo tanto, entramos en el ámbito de los sentimientos, donde se crean asociaciones, y se da protagonismo al mundo interior del artista.

Kandinsky, Mondrian o Paul Klee (buscad los títeres que hizo para su hijo) son de los primeros en utilizar una abstracción total en sus pinturas. Estos autores rompen totalmente con las formas artísticas de siglos pasados y recurren a la imaginación, los sentimientos y la emoción. En este arte prevalecen las ideas y conceptos en detrimento de una representación figurativa de la realidad visible.

Esta manera de entender la pintura y la escultura influyó en otros tipos de arte, como el teatro de títeres. Un ejemplo lo tenemos en la obra “Mori el Merma” (1978). Un proyecto de la compañía La Claca junto a Joan Miró. Figuras gigantes de morfología indefinida nos adentran en un mundo surrealista y perturbador.

Técnicas de animación y tipos de títeres

¿Recordáis la botella de vino de Jerez del Tío Pepe? Llevaba un sombrero cordobés, una chaquetilla roja y hasta una guitarra. Esto es una botella decorada para atraer a los turistas. Ahora bien, si a esta botella, le ponemos voz, le damos movimiento y todo esto, lo hacemos delante de un público, se convierte en un títere. Para construir una historia, juegan un papel fundamental el movimiento, la palabra, la música y el juego visual. Hay tantas técnicas de animación diferentes como titiriteros/as.

Empar Claramunt decía que cualquier cosa puede ser un títere. Ella utilizaba los títeres de mesa, occidentalización del títere bunraku japonés.

Los títeres tienen que cumplir un papel dramático. Para ello, es fundamental definir qué tipo de función queremos hacer, las situaciones que vivirán los protagonistas y cuál es el carácter de los personajes. También tendremos en cuenta si vamos a trabajar solos o en compañía de otros actores/ actrices o titiriteros/as. En base a esto, Empar Claramunt, reinterpretó las diferentes variedades de títeres que existen.

Al ser titiritera solista necesitaba mucho ingenio, ya que es muy difícil hacer un espectáculo con diversos títeres, que actúan a la vez, con solo una titiritera. Por ejemplo, para algunos personajes de “La bella y la bestia” (1996) ideó, junto a Marta Bautista, un controlador o cruceta que sostenía con una mano, en él, fijó una bolita que, con el movimiento de los dedos pulgar e índice, le permitía girar la cabeza del títere de derecha a izquierda. Por otro lado, para “El enano saltarín 2525” (1998) instaló las marionetas sobre un plato de madera para servir el pulpo al que le añadió ruedas.  Empar los llamó títeres maniquí. Esto le permitía mover más de un títere a la vez y que estuvieran presentes todos en escena.

Títere de mesa o bunraku. La animación se realiza desde arriba o en el mismo plano. La titiritera aparece en escena, aunque su papel es transferir su energía al títere y dotarlo de vida. Tenemos un ejemplo en el espectáculo “La princesa Malasort” (1990).

Hay que señalar que esta técnica es menos refinada que la bunraku japonesa, donde se precisa de tres titiriteros para mover un títere y donde la coordinación entre los tres ha de ser anatómicamente perfecta.

Empar Claramunt aplicó técnicas de otras variedades de títeres a los de mesa. Por ejemplo, el títere de varilla superior (como en la opera dei pupi siciliana) o también la marioneta checa, donde la animación del muñeco se realiza desde arriba con la ayuda de una vara de la que cuelgan los hilos que permiten la movilidad de las extremidades. Un ejemplo es el referenciado en el controlador de “La bella y la bestia” (1996).

Títere objeto. Probablemente el títere más fácil de construir, pero también el más difícil de poner en movimiento. Hay que destacar, que tampoco es fácil ver personajes, donde el resto de los humanos, solo vemos una caja de cartón o un simple vaso. La creatividad y la energía de la titiritera son fundamentales para dotar de vida a este tipo de títeres y ponerlos en escena. Un ejemplo lo encontramos en la obra “El vestido nuevo del emperador” (2009).